La benevolencia que cura

Nuestra benevolencia proviene de lo más recóndito, del fondo de nuestra alma; nace donde ésta se siente acorde con su origen. Este origen es la fuente de toda fuerza creadora y de su aspiración a evolucionar.

Esta benevolencia abarca pues a todos los seres y todas las cosas. Es universal.
En el momento que queremos excluir algo de nuestra benevolencia, perdemos nuestro vínculo con ella y corremos el riesgo de volvernos presuntuosos y condescendientes.
La benevolencia universal no tiene intención. Mantiene una distancia, como el sol que brilla a lo lejos y al mismo tiempo da calor a todo lo que existe.

¿Dónde podemos experimentar primero esta benevolencia? En nuestro cuerpo.

¿De qué manera podemos ayudar al cuerpo cuando está enfermo o siente dolor?
Mostramos todo lo que nos duele a nuestra benevolencia y dejamos que su sol brille sobre todo lo que sufre, hasta que nos sintamos bien de nuevo.

Nuestra benevolencia nos acoge y ama tal como somos.



Revista Independiente Hellinger Diciembre 2005 Traducción: Diana Toncic-Sorinj Patricia Sánchez


Instituto de Constelaciones Familiares de Madrid

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